Tuesday, January 25, 2011

A donde vamos

El viaje, siempre, recién comienza,

los destinos a los que llegamos son, de nuevo, puntos de partida,

los pasos que damos, que estamos dando constantemente, los damos nosotros,

a nuestro gusto, a nuestro ritmo, hacia donde queremos.

el enfasis del taco y el cemento, la huella, el eco del zapatazo,

son solo vestigios que dejamos vibrando en el aire,

lo que queda de todo, al fin, es la jornada, el recorrido,

un cansancio en los huesos y la carne que nos pesa por generaciones.

Pero...a donde vamos?

Qué es lo que dejamos atrás?

No hay significado en nada, no.

Por mucho que miremos, disequemos, estudiemos,

las huellas se borran y ya nada queda,

unicamente la urgencia de seguir, caminar, correr,

el polvo se asienta y bien podriamos estar andando en círculos

atrapados en el laberinto mas inescrutable,

ese sin paredes, sin senderos, sin límites mas tangibles que nuestro albedrío

del que solo salimos por nuestro propio, deliberado camino.

Mirando dormir a una mujer desnuda

Mirando dormir una a mujer desnuda en la tenue luz crepuscular

oscuros rincones de anatomía se revelan

el modo en que las manos reposan en las sábanas

apuran el deseo de acariciarlas, de imaginar el roce delicado

de pieles electrificadas,

curvas, sensualmente acentuadas por las sombras

tientan labios y lengua,

música divina, el respirar agitado, por un sueño, una fantasía,

evoca esas horas de vigilia, de deseos satisfechos,

de energias agotadas y movimientos lentos.

Mirando dormir a esta mujer desnuda, con ojos de explorador intrépido,

se revela una belleza de selvática amazona, un arrullo de ternura,

un movimiento lánguido de cansada siesta norteña,

la mansa cadencia del tiempo escurriendose de a poco

los vestigios de caricias, de pasión y de sexo.